sábado, 28 de junio de 2014

Última reunión del curso: "Al frente de la clase" (¡hasta septiembre!)

AL FRENTE DE LA CLASE

Despedimos la temporada (¡feliz verano a todos!) con el comentario de la película “Al frente de la clase” (2008), basada en la vida real de Brad Cohen, persona que padece  el síndrome de Tourette, a pesar de lo cual y nos sin grandes dosis de confianza en sí mismo, consigue un puesto de profesor de primaria. El síndrome de Tourette se caracteriza por los ruidos y tics que produce la persona de forma incontrolable e involuntaria, algo a priori problemático en un maestro.

La película la dirige Peter Werner, oscarizado director norteamericano que realiza un trabajo muy correcto. Evita caer en la sensiblería y el guiño fácil al espectador, mantiene un ritmo que no decae y nos lleva hasta el final de la historia con la sensación de haber aprendido algo, de haber pasado un buen rato además de habernos hecho reflexionar sobre cómo afrontamos “lo diferente” en los centros educativos, por un lado, y el valor de la constancia y la confianza en uno mismo, por otro.

La vida de Brad en la escuela es una sucesión de episodios duros y desagradables. Blanco de burlas e incomprensión constantes, el punto de inflexión se produce cuando el director de una de las escuelas tiene la lucidez de verle no como un problema sino como un niño que lo único que necesita es que se le trate como a uno más y se entienda que sus acciones son fruto de una enfermedad, no de un problema de indisciplina.

Ya siendo adulto, el verdadero Brad Cohen persigue sin descanso su sueño de llegar a ser profesor, o más específicamente y como reza el título del libro en el que se basa la película, “el profesor que él nunca tuvo”.En un momento de la película su madrastra le anima diciéndole que tiene un “don para la enseñanza, no a pesar del Tourette, sino gracias a él”. Tras 24 entrevistas fallidas, consigue por fin su puesto de profesor de primaria.

¿Nos han preparado a los maestros y profesores para afrontar las diferencias infinitas, tantas como alumnos y alumnas, en nuestras aulas? ¿Cuántos casos se nos escapan y confundimos problemas de comportamiento con conflictos sin solucionar, con problemas que necesitan más comprensión y menos disciplina? ¿Y esa habilidad se puede adquirir en un máster al acabar la carrera o realmente son necesarios años de práctica y voluntad de formación permanente?

“Al frente de la clase” online: http://www.youtube.com/watch?v=1-F8k4dsSnE
José Ignacio del Barco Gutiérrez-Zorrilla

sábado, 14 de junio de 2014

LA UTILIDAD DE LO INÚTIL, de Nuccio Ordine (29/05/14)


Un llamativo título que invita sin más a ojear, con “hache” y sin ella, sus páginas buscando comprobar si el título es reversible o no. ¿Es lo mismo  “la utilidad de lo inútil” que la “inutilidad de lo útil”?
Lo mejor que podría decirse de este libro sería, paradójicamente: “¡Qué inutilidad de libro!” Si “lo hermoso es batirse por nada”, qué mayor hermosura que buscar el conocimiento porque sí, por placer. Sin más. Ya dijo Skinner en Walden 2 que “la educación tiene valor en sí misma o no tiene ningún valor”.
Añade Ordine que el conocimiento es además una riqueza que se puede transmitir sin empobrecerse. Todo, o casi todo, puede comprarse excepto el conocimiento. Nadie puede aprender por nosotros. Ni por nuestros alumnos y alumnas. Sólo podemos intentar transmitirles la necesidad  de saber. Cómo conseguirlo es el dilema y el origen de la sensación de fracaso que a menudo asalta a los docentes cuando llega el final de curso.
¿Hemos intentado convencer a nuestros alumnos de que lo superfluo (según su criterio), por inútil, es precisamente lo necesario?  Podemos contarles como la barbarie siempre se ceba en las cosas “inútiles” (bibliotecas, monumentos, etc). Podemos leerles el ensayo de Flexner que figura como apéndice final al librito, como hizo uno de nuestros contertulios. Podemos contarles el episodio que relata Ordine sobre Sócrates, del que cuenta como intenta aprender a tocar la flauta aún a sabiendas de que está a punto de morir. O relatarles la otra anécdota sobre Euclides, en la que el matemático, a la pregunta de un alumno , “¿qué ganancia obtengo con aprender el primer teorema?”, ordena a un esclavo dar una moneda a su alumno ya que se ve que éste “necesita sacar algún beneficio de lo que aprende”.
El librito es en algunos momentos un libro de citas, hermosas la mayoría de ellas, y llenas de sentido y posibilidades todas. El manifiesto acaba con un párrafo que hay que citar obligatoriamente: “la pretendida inutilidad de los clásicos puede revelarse, por el contrario, como un utilísimo instrumento para recordarnos- a nosotros y a las futuras generaciones, a todos los seres humanos abiertos a dejarse entusiasmar- que la posesión y el beneficio matan, mientras que la búsqueda, desligada de cualquier utilitarismo, puede hacer a la humanidad más libre, más tolerante y más humana”.

Inutilidad y utilidad, dos caras de una misma moneda. La una necesitada de la otra para poder existir.

29 de mayo de 2014
José Ignacio del Barco

Os incluyo un esquema, para leer en vertical, elaborado por Enrique: