lunes, 10 de marzo de 2014

EL DÍA DE LA FALDA- 6 de marzo de 2014


EL DÍA DE LA FALDA (2009), de Jean-Paul Lilienfeld

Sinopsis (Filmaffinity): Sonia Bergerac, una profesora de un instituto conflicitivo, donde la mayoría de los alumnos son inmigrantes árabes y negros, está desquiciada de tanto lidiar con sus irrespetuosos y agresivos alumnos. Un día, durante una clase, descubre una pistola en la mochila de un alumno, la coge y, dominada por la confusión y los nervios, la usa para retener a los chicos como rehenes.
 
Película inquietante, tensa y con un final sorpresivo. Reivindicar el uso de la falda por parte de una profesora degenera en un conflicto que intuimos que no puede acabar bien. Ser espectadores de una situación límite nos lleva a preguntarnos: ¿cuántas veces estamos los docentes a punto de cruzar ese límite invisible en que  el diálogo con un alumno se acerca a la  coacción? ¿Cuántas veces nos hemos visto en la situación de estar a  punto de traspasar la línea que se dibuja entre  el uso de los argumentos y el uso de la fuerza?
¿Educar es “violentar” voluntades? “El día de la falda” es una película llena de violencia, pero de violencia de todos contra todos, alumnos contra alumnos y profesores, y profesores desnortados que se sienten poderosos cuando ocurre de repente un incidente crítico, cuando aparece un elemento mágico (una pistola) que otorga un poder omnipotente nunca antes disfrutado. Al verla nos cuestionamos  la diferencia entre convencer, ejercer la fuerza,  ejercer la coacción, y ejercer la violencia, incluso la “legítima” o “legal”.
La escuela francesa se presenta como una institución burocratizada y deshumanizada, en la que a pesar de cumplir a duras penas con su función de movilidad social, es incapaz de evitar el racismo, el machismo y el maltrato.
Los planos mostrando cadenas que aíslan espacios y cierran puertas bien pueden representar una concepción cerrada de la escuela, ajena muchas veces a la realidad que la rodea. Una escuela que se asemeja a veces a otras instituciones “totales” (hospitales, cárceles, etc), donde es fácil entrar pero mucho más difícil salir. Y en este caso, incluso es difícil salir con vida.
José Ignacio del Barco


Y para nuestra próxima reunión, queda pendiente el tema que apenas esbozamos, tras la lectura de "¿Google nos está volviendo estúpidos?" de N. Carr: 
"CULTURA IMPRESA versus CULTURA DIGITAL".
En estos tiempos de cambios tan acelerados,  ¿qué concepción saldrá victoriosa? Las nuevas formas de leer, superficiales y yendo rápidamente de una página web a otra, ¿están cambiando nuestra forma de pensar? ¿Se avecina el fin de la lectura tal como la concebimos hoy en día?¿Será posible un mundo sin libros?.......